Las reuniones familiares durante el verano o en cualquier época del año pueden ser un desafío, especialmente para los adolescentes que padecen un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). En este blog, queremos ofrecer algunas pautas dirigidas a los familiares, especialmente a los padres, para ayudarles a enfrentar estas situaciones con mayor comprensión y apoyo. Sin embargo, es fundamental destacar que siempre recomendamos buscar ayuda profesional en primer lugar y actuar en base a las orientaciones que los especialistas brinden.

Para un adolescente con TCA, el momento de las comidas puede ser particularmente complicado debido a los síntomas de su enfermedad, y esto se vuelve aún más desafiante si se trata de comidas familiares frente a mucha gente. Comprender esta situación y aplicar ciertas pautas puede marcar la diferencia, y aquí hay algunas sugerencias para abordar estas ocasiones con sensibilidad:

  1. Pedir ayuda especializada. Lo primero y más importante es buscar el apoyo de un equipo multidisciplinario especializado en TCA, quienes podrán ofrecer pautas específicas para ayudar a nuestro hijo y a nosotros, como padres. Si sospechamos que nuestro hijo podría estar enfrentando un TCA, el primer paso es buscar ayuda profesional y, por supuesto, hablar abiertamente con él sobre nuestras preocupaciones.
  2. Abordar el tema con nuestro hijo. Es importante tener una conversación sincera con nuestro hijo sobre su situación. Algunos consejos para este diálogo son:
    • Expresar nuestra preocupación y disponibilidad para escucharlo.
    • Elegir un momento adecuado para hablar, evitando hacerlo durante las comidas y en un ambiente emocionalmente tenso.
    • Escuchar atentamente su punto de vista sin entrar en confrontaciones.
    • Plantear la importancia de buscar tratamiento, ofreciéndole información sobre el TCA y la posibilidad de acudir a un profesional.
  3. Comunicarse con los familiares. No es necesario compartir los detalles del problema con todos los familiares, pero podemos anticipar ciertas cuestiones o pedirles acciones específicas antes de la comida. Por ejemplo, podemos pedirles que no presionen a nuestro hijo para comer más o menos y que eviten hacer comentarios sobre su cuerpo, figura o peso. Esto es especialmente crucial, ya que los adolescentes con TCA suelen tener una relación negativa con su cuerpo y cualquier comentario puede afectarlos profundamente.
  4. Hablar con nuestro hijo antes de la comida. Una charla previa con nuestro hijo puede ser beneficiosa. Durante esta conversación, expresaremos nuestro apoyo, acordaremos la cantidad de comida que se sentirá cómodo comiendo y qué platos se servirán para que se sienta más preparado y menos ansioso.
  5. Durante la comida. Evitar insistir y hacer comentarios. Siguiendo las pautas profesionales acordadas previamente, no haremos comentarios sobre la comida delante de todos ni haremos chantajes. Es fundamental respetar su espacio y privacidad. Después de la comida, podremos hablar con él en un momento íntimo y tranquilo para revisar la cantidad y otros aspectos relacionados.
  6. Evitar juzgar. Debemos abstenernos de juzgar o cuestionar a nuestro hijo, especialmente en frente de otros familiares. Hacer comentarios sobre su apariencia física o insistir en que se ve bien no será útil, ya que los adolescentes con TCA tienen una percepción distorsionada de su cuerpo que requiere atención profesional.
  7. Observar y acompañar. Algunos adolescentes con TCA pueden presentar comportamientos compensatorios después de las comidas. En este sentido, es importante observar y, si se ha acordado previamente, acompañar a nuestro hijo, brindándole apoyo y comprensión.
  8. Reforzar los avances. Después de las comidas, recordemos reforzar los avances y logros de nuestro hijo, mostrándole nuestro apoyo y cariño. Celebrar que haya completado la cantidad acordada o que haya evitado comportamientos dañinos relacionados con el TCA puede ser muy útil para su recuperación.

En resumen, apoyar a un adolescente con TCA durante las comidas y cenas familiares requiere sensibilidad, comprensión y colaboración. Al seguir estas pautas y buscar la ayuda profesional adecuada, podremos contribuir significativamente a su bienestar emocional y físico.