En el amplio espectro de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), a menudo escuchamos sobre anorexia nerviosa y bulimia nerviosa, pero hay varios trastornos menos conocidos que merecen nuestra atención y comprensión. Estos trastornos pueden pasar desapercibidos, pero su impacto en la salud mental y física de quienes los padecen es significativo. Vamos a sumergirnos en el mundo de algunos menos conocidos para arrojar luz sobre estos trastornos.

PICA: Más allá de lo inusual

La pica es un trastorno que se caracteriza por el consumo persistente de sustancias no nutritivas durante al menos un mes. Estas sustancias pueden incluir papel, cabello, tela, lana, tierra, tiza, ceniza, yeso, cera, goma, plástico…

Este trastorno plantea serios riesgos para la salud, ya que el consumo de sustancias no alimenticias puede provocar obstrucciones intestinales, intoxicación y otras complicaciones médicas. La pica a menudo está relacionada con otras condiciones de salud mental y puede requerir una intervención especializada.

Ortorexia: Cuando comer saludable se convierte en obsesión

Aunque la búsqueda de una alimentación saludable es positivo, la ortorexia va más allá de adoptar una dieta equilibrada. Se trata de una obsesión patológica con la comida considerada saludable. Las personas con ortorexia pueden volverse excesivamente preocupadas por la calidad y pureza de los alimentos, excluyendo grupos enteros de alimentos y experimentando ansiedad extrema cuando no pueden seguir sus reglas dietéticas autoimpuestas.

Esta obsesión puede llevar a la malnutrición, aislamiento social y una disminución significativa en la calidad de vida. Es esencial reconocer que una alimentación saludable no debe convertirse en una fuente de estrés o limitación.

Vigorexia: Cuando el culto al cuerpo se vuelve extremo

La vigorexia, también conocida como dismorfia muscular, es un trastorno caracterizado por una preocupación obsesiva por el desarrollo muscular y la imagen corporal. Aunque no es oficialmente reconocida como un trastorno independiente en muchos sistemas de clasificación, la vigorexia puede tener un impacto devastador en la vida de quienes la padecen.

Las personas con vigorexia pueden pasar horas en el gimnasio, seguir dietas rigurosas y abusar de suplementos para alcanzar un ideal físico inalcanzable. Esta obsesión puede afectar negativamente las relaciones personales y tener consecuencias graves para la salud física y mental.

Al explorar estos TCA menos conocidos, es fundamental romper el estigma asociado con los trastornos de la conducta alimentaria y fomentar un diálogo abierto. La conciencia y la comprensión son pasos clave para apoyar a quienes luchan contra estos desafíos.

La educación, la empatía y el acceso a recursos especializados son fundamentales para abordar estos trastornos de manera efectiva. Al hacerlo, no solo contribuimos a la salud individual, sino que también construimos una sociedad más compasiva y solidaria.