La importancia de atender a nuestra salud mental es innegable, ya que está entrelazada con nuestra salud física. Muchas veces, las personas buscan ayuda en el ámbito de la salud mental debido a problemas físicos, como trastornos gastrointestinales o neurológicos, que han sido derivados por un médico especializado. Esta relación bidireccional entre la mente y el cuerpo se ilustra claramente en situaciones como la ansiedad, donde los síntomas pueden manifestarse a través de malestares gastrointestinales, subrayando así la estrecha conexión entre ambos aspectos de nuestra salud.

Más allá de la relación con nuestras afecciones físicas, cuidar nuestra salud mental reviste una importancia crítica en múltiples aspectos de nuestra vida. En primer lugar, es esencial para un proceso de envejecimiento saludable, permitiéndonos afrontar los desafíos que la edad conlleva con resiliencia y bienestar emocional. Además, una salud mental equilibrada nos brinda la capacidad de disfrutar plenamente de las actividades cotidianas, potenciando nuestro bienestar general y nuestra calidad de vida.

Asimismo, la salud mental adecuadamente cuidada nos dota de las herramientas necesarias para establecer relaciones interpersonales saludables y significativas. Mantener un equilibrio emocional y una autoestima positiva nos permite interactuar de manera más efectiva y satisfactoria con quienes nos rodean, fomentando conexiones sólidas y enriquecedoras.

Además, la atención a nuestra salud mental nos proporciona la capacidad de apreciar cada día de manera más plena y consciente. Al estar en sintonía con nuestras emociones y pensamientos, somos capaces de disfrutar del presente con gratitud y serenidad, cultivando un sentido de bienestar que se profundiza con el tiempo.

No podemos olvidar que la pandemia ha exacerbado una carencia que ya existía previamente. Durante este período, nuestras vidas se vieron obligadas a detenerse, al igual que las actividades que solíamos disfrutar y que contribuían a nuestro bienestar emocional. Además, nos vimos forzados a distanciarnos de otros, a pesar de que los seres humanos somos por naturaleza seres sociales. La incertidumbre sobre el futuro, que ya de por sí era incierto, se sumó a la pérdida de seres queridos sin la posibilidad de despedirnos adecuadamente. Todos estos factores han provocado un aumento significativo en la prevalencia de trastornos como la ansiedad, la depresión, el duelo y los trastornos de la alimentación.

En el caso de los jóvenes, observamos una mayor incidencia de trastornos de ansiedad, depresión y TCA tras la pandemia, dado que el paso del tiempo para ellos no transcurre al mismo ritmo que para los adultos. Para muchos de ellos, estos años representan una parte significativa de su existencia, hasta el punto de que les resulta complicado rememorar cómo era su vida antes de la pandemia. Esta situación ha ejercido un impacto especialmente marcado en sus relaciones sociales, en numerosos casos generando sentimientos de aislamiento, y también ha tenido efectos notables en su bienestar emocional.

En resumen, el cuidado de nuestra salud mental no solo se vincula con nuestro bienestar físico, sino que también tiene un impacto positivo en nuestra capacidad de envejecer de manera saludable, disfrutar de nuestras actividades diarias, establecer relaciones sólidas y vivir el presente con plenitud. En Gatca consideramos que es un aspecto fundamental de nuestra vida que merece toda nuestra atención y cuidado, y estamos para ayudaros en lo que sea necesario.