Mantener una dieta equilibrada, variada y saludable es un factor clave para mantener un buen equilibro de salud mente-cuerpo. Lo que ocurre es que en las últimas décadas esta preocupación por nuestra alimentación ha cobrado un gran protagonismo y se ha trasladado de forma pública a las redes sociales y el mundo online. Esta exposición puede llegar a ejercer mucha presión a las personas, convirtiéndose en un riesgo alto, especialmente durante la adolescencia.

 

Comer de forma saludable y cuidar de nuestros hábitos es importante, pero ¿qué pasa cuando esto se torna en un control y una obsesión? Pasando esta línea es cuando estamos en riesgo de padecer un TCA que se conoce como ortorexia.

 

Este trastorno de la conducta alimentaria se caracteriza por una obsesión patológica por la comida sana. La alteración de la conducta alimentaria se visualiza en la calidad de los alimentos y no tanto en la cantidad. Las elecciones alimentarias pasan a basarse en que sean alimentos bio, eco, sin aditivos, etc… Y también supone muchas prohibiciones de alimentos con grasas, procesados… En resumen, se produce una preocupación excesiva y obsesiva por la comida sana que hace que el control alimentario se convierta en uno de los principales objetivos de su día a día, interfiriendo en sus actividades diarias ya que a menudo las personas se aíslan socialmente por la complicación de compaginar esta alimentación tan estricta con las actividades sociales.

 

¿Cómo podemos identificar si estamos antes una ortorexia?:

  1. Preocupación excesiva por la calidad de la alimentación. Esto deriva en mucha ansiedad, ya que el miedo a no cumplirlo genera mucha angustia.
  2. Dieta desequilibrada y restrictiva. Eliminar alimentos considerados “no saludables” hace que la dieta sea prohibitiva y restrictiva, y en muchos casos esto supone deficiencias nutricionales.
  3. Rituales alimenticios. Surgen rituales relacionados con la preocupación por la alimentación, que ocupan mucho tiempo diario. Las personas con ortorexia se pueden pasar más de 3h al día pensando en qué comer en su dieta.
  4. Sentimiento de culpabilidad. En el momento en el que no pueden cumplir sus pautas autoimpuestas aparece mucha culpa, y en muchas ocasiones esto lleva a más restricción posterior.
  5. Miedos irracionales. En relación a los efectos que puede ejercer algún alimento en el cuerpo, en muchos casos.
  6. Pérdida de intereses. Las actividades diarias y las motivaciones se van dejando de lado y todo se centra exclusivamente en la alimentación.
  7. Pérdida de peso. Quizás no es la intencionalidad de la persona afectada, pero debido a ese patrón alimentario y la eliminación de muchos alimentos, suele producirse una pérdida de peso no saludable por desnutrición o déficits nutricionales.

Ante la ortorexia, es necesario recibir atención de un equipo interdisciplinar especializado en TCA. Cuanto antes se detecte, más fácil será la recuperación física y emocional.