Las obsesiones son ideas frecuentes y repetitivas que aparecen en contra de nuestra voluntad. A pesar que la persona las reconozca como absurdas o irracionales, originan un grado de malestar que interfiere en las actividades cotidianas. El grado de ansiedad procedente de estos pensamientos que se repiten disminuye a medida que la persona utiliza determinados comportamientos habituales, que a corto plazo sirven para aliviar de inmediato dicha ansiedad, sin embargo a medio y largo plazo aumenta el malestar que produce dicha obsesión. Esto hace que cada vez sea mayor la necesidad de llevar acabo ese ritual incrementándose así más los miedos y temores.
En pacientes con anorexia, bulimia u otro tipo de trastorno de la conducta alimentaria es bastante frecuente la presencia de obsesiones. El familiar lo único que puede hacer para ayudar a bajar el nivel de obsesión, no es dialogar constantemente acerca de su obsesión y hacerle entender la irracionalidad de su obsesión, sino por el contrario invitarle a salir de su mundo y realizar alguna actividad totalmente incompatible con el pensamiento, y que le genere la suficiente distracción para que poco a poco se vaya desvaneciendo.