El sobrepeso y obesidad constituyen en la actualidad una preocupación de referencia diaria para la mayor parte de la población del mundo desarrollado.

Límites de la pérdida de peso

Antes de iniciar cualquier programa para la reducción de peso es necesario tener en cuenta que el organismo pone en marcha una serie de frenos que tratan de bloquear dicha reducción. Entre dichas barreras cabe destacar el llamado efecto suelo de las dietas (Amigo y Fernández 2004). En esencia, este efecto se refiere que si una persona comienza a restringir  el número de calorías que consume habitualmente, los primeros kilos se perderán rápidamente, sin embargo, al cabo de algunas semanas observará cómo, a pesar de mantener dicha restricción, pierde cada vez menos kilos hasta que ya no baja más.

En la actualidad se publicitan muchas dietas que ofrecen pérdidas de peso muy superiores a las que el organismo puede aceptar y todas ellas son igualmente ineficaces para control del peso a largo plazo.

En conjunto los resultados de diversas investigaciones epidemiológicas también han llegado a la conclusión de que el 95% de las personas que pierden peso lo recuperarán entre uno y cinco años más tarde. No obstante, se debe tener en cuenta que estos datos se obtienen sólo estudiando a personas que habitualmente acuden a las consultas de nutrición médicas y, por lo tanto, no se puede aplicar al conjunto de la población que se somete a dieta.

Para explicar esa tendencia a recuperar el peso que se ha perdido, la teoría de la restricción alimentaria propuesta por Herman y Mack (1975) postula que las personas restrictivas, es decir, aquellas que se encuentran atrapadas en un proceso continuo de dietas y que para regular su ingesta atienden más a creencias de lo que deben hacer que a las sensaciones reales de hambre o saciedad, tienden a comer descontroladamente y darse atracones cuando violan la dieta o cuando están alteradas emocionalmente.

Posteriormente Herman y Polivy (1984) ampliaron esta teoría con el modelo de los límites de la regulación de la ingesta. Este modelo subraya la naturaleza psicológica de este efecto desinhibitorio, ya que los participantes en este tipo de experimentos no se descontrolaban comiendo helado cuando se les decía que el batido era bajo en calorías, aunque en realidad su contenido calórico fuese muy elevado. Las personas restrictivas parecen tener un límite respecto a lo que pueden comer y cuando lo traspasan tienden a comer desinhibidamete.

Por lo tanto si las personas recuperan un peso igual o superior tras una dieta hipocalórica,  ello se debe, en gran medida,  a los cambios que dicha dieta puede provocar en su comportamiento alimentario y que se traduce en una mayor sensibilidad y gusto por los alimentos (Raynor y Epstein, 2003 ) y una mayor desinhibición alimentaria (Lower,Foster, Kerzhnerman, Swain y Wadden,2001).

Fuente: Papeles del psicólogo, 2013, Vol.34 (1), pp.49-56 (Isaac Amigo Vázquez y Concepción Fernández Rodríguez ), Universidad de Oviedo